domingo, 13 de diciembre de 2009

En el mar






En el mar de tus ojos,
Vi mi imagen naufragar,
Una y otra vez los miro,
No encuentro mi caminar,
Ni sendero, ni camino...
Sola y triste al recaudar
Las migajas de tu tiempo
Al pasar.




La distancia es infinita,
Cuando tu mano se aleja.
Con el roce de mi pelo
Quiero que me veas serena
Y que me abrase tu aliento,
Aliento que me envenena
Que es como el viento
En la vela.




El no abrazarte dormido
Rompe toda mi coherencia.
Tu calor me da la vida,
Me hielo con tu ausencia.
Cuando odias mi mirada
Asesinas la inocencia
Que se oculta en mis entrañas
De clemencia.




Guíame por este rumbo,
De caminos encontrados,
De ideales esparcidos,
De sueños ya derrotados
De sirenas y de olvidos,
De sollozos descuidados
Por momentos malvendidos
A tu lado.






El tiempo que se escurre entre las manos, el tiempo que deseas pasar con tu amado y es robado por la monotonía de la vida. Pasan minutos, días, años... y cuando la distancia se hace habitual, la soledad se convierte en compartida. En alguna ocasión llegas hasta contar las horas diarias esperando aumentar y arañar minutos para nuestro "rendimiento afectivo", pero se convierte en malvendido, digamos que no tiene mucha gracia cuando es por exigencias, puede parecer hasta desesperado y no debe tomar ese color. La intensidad puede ser la solución, la intensidad en todo, no solo cuando el mar está en calma, es placentero y la brisa acaricia nuestra vela para navegar en este mundo. Hay una intensidad oscura, la intensidad de la discusión, la separación de nuestras almas, el sufrimiento de la distancia infinita entre dos que son uno, así, se asesina la entrega inocente, y esa unión después de la tormenta se convierte en un baile de clemencia y perdón mutuo. Ya en ese momento, cuando rechazas el cisma en la relación, la conformidad forma parte de la vida en pareja, el amor conyugal, la conformidad por los minutos escurridos que antes importaban tanto y que ya volverán jamás.



sábado, 5 de diciembre de 2009

A Enrique







Por el norte de las ilusiones encontré un
Camino abierto,
No sé si es transitable, más bien áspero y rico
En conocimiento
Mas me atrae y me dejo caer en sus aguas
Benditas de arte....
Divagaciones sobre mi almohada de una
Posibilidad remota,
Arranca de mi garganta un gemido de
Desesperanza y
De mi corazón un aullido de ilusión.
Elige tú la gasa sutil para cegar mi razón y yo
Tan solo
Escucharé tus palabras con mi espíritu de sed.
Confiar, desconfiar... cómo saber lo correcto
Si en la noche se confunden el tacto con el
Sueño,
Y la mente vuela hacia lo irreal en una nube
De seda y cobalto
Dejando atrás el ser corpóreo,
Hilando de la fantasía la realidad más dulce
Y desterrando lo real hasta ver que has
Muerto



Hay veces que su música me absorbe como un torbellino de mar . De mí, rastros como estelas de lata vagan silenciosos y brillantes bajo un techo de bruma y, etéreos, danzan sonámbulos. Son mis razones para un sueño. Saliente el pecho, con los pulmones hinchados de pasión, asciendo por el lomo del oleaje de los sentidos, apretando los muslos cual jinete contrabandista que roba un tesoro. Entre tanta hermosura como vista alegre, comprendo que me columpie en el deseo, más que centellear en olas de Valencia , yo veo un inesperado hechizo de joya roja y negra. La que me cedes y la que tomo más allá de mis manos.
La inspiración, la musa, la pasión, el oasis en del alma, el sentimiento, el amor a su públi
co, el romanticismo, la entrega, el respeto a quién lo merece, la polémica, la medicina, la libertad de pensamiento y sobre todo el manantial que me nutre desde la adolescencia, un manantial de aguas benditas de arte. Unas letras que elevan el espíritu y abre un abanico de posibilidades en su entendimiento. Enrique es como es, habrá quién le guste, habrá quién no, pero la calidad y la entrega a la música y a su público, está fijado a fuego en este gran artista. Y tú, ¿pagas el peaje?



domingo, 29 de noviembre de 2009

Adiós Amor



Retuércete en mi lecho,
Donde el frío no alcanza.
Suéñame en mi vientre,
Donde la tristeza acaba.
Quédate conmigo aquí
Y lávate la cara,
Que quiero desnudarte toda mi alma.
Cuando la fragilidad anuda al orgullo
Solo nos queda la esperanza,
La providencia que vendrá del cielo,
Para bloquear la flaqueza.
Siempre fui tuya aunque no lo dijera,
Siempre mi pensamiento rogó por tu aliento.
El augurio del adiós pesa tanto...
Como el aullido del gozo de tus labios.
Lloraré por todo lo que mi razón explique,
Más mi alma no llorará por tu ausencia.
Te brindaré un grito de mi garganta,
Un gemido de rabia. ¿Adiós amor?








Rendirse, en mil y una batallas. Rendirse. Este sentimiento inmenso que recorre el cuerpo solo lo hace rendirse, pues solo ser dependiente del otro ser que amamos nos hace marioneta de sus deseos. Quiero cortar los hilos pero sangro, lastimo mi corazón, ya que si es dura es la dependencia, horrible es la distancia. El amor vuelve a jugar con el ser humano, a rasgar sus vestiduras y a ofrecer cada poro, cada fluido de nuestros cuerpos en la danza sublime del encuentro carnal. El amor no hace sentirnos libres, qué putada!. Nos emborracha de pasión, altera nuestra conciencia, nos divierte y nos exhausta. Y como dicen los poetas y trovadores: “¿pero qué coño es el amor?”, “y es que no hay droga más dura que el amor sin medida”. Nos vuelve frágiles, personajes de cristal con el "alma invadida", con la esperanza de "salir gloriosos de esta condena", esta“dulce condena”. Sin embargo, siempre deseamos amar y ser amados, a toda costa, con todo el ser. A este punto de desvarío racional, nos olvidamos de cómo sentíamos antes, de nuestros intereses anteriores antes de caer y sucumbir. A veces, echo de menos esa independencia anterior, y pienso que si mi amor muere, se esfuma o desaparece, me reconciliaré con esa parte de mí que grita y gime, esa parte que sale en estas líneas y que me hace inviolable en mi fortaleza, ya que el que a nadie ama, a nadie teme perder. Te brindo un gemido de rabia y un aliento de éxtasis “Amor”.



miércoles, 25 de noviembre de 2009

La pobreza del alma


La pobreza del alma empuja al desorden de los sentimientos, la pobreza del alma… quién te dijo que el orgullo te salvaría, quién te dijo que no muestres la fragilidad de tu corazón y quién en el oscuro valle estará contigo respirando tu absoluta melancolía.

La pobreza del alma, ¿qué será eso? Mucho me temo que es algo difícil de explicar y totalmente subjetivo, quizás por eso lo utilicé como título en mi libro. Realmente trata de explicar los pasos que le ha tocado andar a una persona hasta sentirse pobre en sus creencias, tan pobre que no cree en nada, ni nadie (llamémosle, pérdida de espiritualidad y confianza en el ser humano).
Ante esa pérdida en el interior, la mente se auto defiende para no sentirse tan insegura en este jodido mundo. Se aferra al orgullo, al ocultismo sentimental, haciendo una coraza con el desprecio y la arrogancia. Obvio que al ser falsa debe ser continuamente arreglada, pues se resquebraja a la más mínima presencia de transparencia interior. Llevas un traje que no te pertenece, y a la fuerza quieres que encaje. Al cabo del tiempo lo utilizas de quita y pon según la aspereza ambiental.
Volviendo a la pérdida de espiritualidad, a la pérdida de la fe, es casi imposible no hablar de la muerte. En el oscuro valle, allí dónde otros piensan que es la vida eterna, yo solo veo el cese. Nadie estará conmigo en los momentos previos, nadie que no sea de carne y hueso. Mi Dios se fue entre las palabras de los hombres, las conveniencias eclesiásticas, la política y la caradura de una jerarquía que ofrece paz a cambio de oro. Los ángeles caídos, los que no tienen fe en mentiras aprendidas, no poseemos quien nos de consuelo tras una nube, ni a quien orar con nuestras peticiones cuando la vida nos maltrata, no me quejo, tenemos libertad.