
Por el norte de las ilusiones encontré un
Camino abierto,
No sé si es transitable, más bien áspero y rico
En conocimiento
Mas me atrae y me dejo caer en sus aguas
Benditas de arte....
Divagaciones sobre mi almohada de una
Posibilidad remota,
Arranca de mi garganta un gemido de
Desesperanza y
De mi corazón un aullido de ilusión.
Elige tú la gasa sutil para cegar mi razón y yo
Tan solo
Escucharé tus palabras con mi espíritu de sed.
Confiar, desconfiar... cómo saber lo correcto
Si en la noche se confunden el tacto con el
Sueño,
Y la mente vuela hacia lo irreal en una nube
De seda y cobalto
Dejando atrás el ser corpóreo,
Hilando de la fantasía la realidad más dulce
Y desterrando lo real hasta ver que has
Muerto
Hay veces que su música me absorbe como un torbellino de mar . De mí, rastros como estelas de lata vagan silenciosos y brillantes bajo un techo de bruma y, etéreos, danzan sonámbulos. Son mis razones para un sueño. Saliente el pecho, con los pulmones hinchados de pasión, asciendo por el lomo del oleaje de los sentidos, apretando los muslos cual jinete contrabandista que roba un tesoro. Entre tanta hermosura como vista alegre, comprendo que me columpie en el deseo, más que centellear en olas de Valencia , yo veo un inesperado hechizo de joya roja y negra. La que me cedes y la que tomo más allá de mis manos.
La inspiración, la musa, la pasión, el oasis en del alma, el sentimiento, el amor a su público, el romanticismo, la entrega, el respeto a quién lo merece, la polémica, la medicina, la libertad de pensamiento y sobre todo el manantial que me nutre desde la adolescencia, un manantial de aguas benditas de arte. Unas letras que elevan el espíritu y abre un abanico de posibilidades en su entendimiento. Enrique es como es, habrá quién le guste, habrá quién no, pero la calidad y la entrega a la música y a su público, está fijado a fuego en este gran artista. Y tú, ¿pagas el peaje?