miércoles, 19 de diciembre de 2012

Dejame escurrirme entre tus manos, deshacerme en el aire, intuirte en tu aroma, esparcirte entre helechos. Fusionarnos etereos como eternos misterios y a la vez sublimes en la compresión perfectas de dos almas. Cio.

Arrástrame















Arrástrame al amor,
Amado mío,
No me muestres más
Tus gestos de demonio
Cuando solo quieres
Entregarme tu corazón
Maldito.
Así lo quiero.
Así lo domo
Así vuelve loco
Al mío y lo
Manejo a mi antojo.





Este juego tremendo del orgullo y el enfado para no ceder a concesiones. Este absurdo juego que nos va metiendo en trifulcas triviales y a la vez nos da un poquito de sal y pimienta en la relación de pareja.

Siente como se desliza en mi piel los secretos de tus aguas, como purificas el tacto con tus salivas benditas. Tu boca, grial sagrado que me resucita, siempre dispuesta a ponerme los clavos, los blancos clavos de nieve tibia. Suspiros tenues de margaritas que por las noches me vuelve brisa. Cio.